Desesperados por las compras
El vídeo de La Isla de las Flores me sirvió de un disparador para varias cuestiones. Este resalta tres conceptos que son claves para el consumismo, la necesidad, el dinero y el juicio. Necesidad porque, se supone, que solo deberíamos consumir los recursos naturales si tenemos una necesidad pura, como lo es comer. Ahora bien, esto no significa que consumamos en exceso para satisfacer esta necesidad, sino esto se transformaría en consumismo. El dinero, que está repartido de manera desigual, se refiere a la posibilidad de acceder a la elección libre sobre qué recursos consumir y cuáles no. El vídeo muestra claramente como la señora de los perfumes tiene la posibilidad de ir al supermercado y elegir lo que va a comer, mientras que a los niños más pobre tiene la elección reducida a los desechos de los que sí tienen dinero. Por último, el vídeo hace referencia a la manera que cada uno tienen de juzgar a los recursos naturales que se nos ofrecen. Para la señora de los perfumes, un tomate en mal estado, es un tomate que no se puede comer y por lo tanto debe ser desechado. Sin embargo, para los niños más pobres, un tomate desechado es el alimento más preciado, lo que los llena de energía y les permite seguir viviendo. Acá aparece el rol del satis factor, lo que para uno es desecho, para el otro es un satis factor.
El tema de los desechos y la contaminación que los mismos producen, es esencial. El video del costado refleja, de una manera muy intensa y shockeante, lo que nos podría pasar en un futuro si no empezamos a reducir nuestros desechos. El consumismo es causante de esta problemática, dado que mientras más consumimos, mas basura generamos, y más objetos tenemos que desechar para que entren nuevos. El video logra que nos pongamos en el lugar del medio ambiente, no por las impactantes imágenes, sino que gracias al final. El hecho de que un ser superior, como los marcianos, venga y nos use de manera inadecuada, nos hace sentir lo que la naturaleza siente cuando la utilizamos.
Por sobre todas estas cuestiones, hay que remarcar un nuevo invento del siglo XX, la obsolescencia programada. Orientadas a aumentar el consumismo, las empresas deciden cuánto va a ser el periodo útil de todos los productos, que luego nosotros adquirimos por una cierta necesidad con nuestro dinero. En el video se puede ver claramente como todo esta modificado y organizado por la mano del hombre. Desde el perfume hasta el tomate, pasando por el camión que transporta la basura, todo tiene fecha de vencimiento programa por el hombre. Esto incita a la población a consumir más, es decir, que genera consumimos, lo que nos lleva a crear más basura. La basura, a su vez, genera enfermedades, contaminación y malos olores, lo que, a su vez, puede generar muertes. De esta manera, se puede ver cómo, a pesar de parecer conceptos alejados, todo termina siendo una gran rueda que se conecta. En la Argentina, cada persona produce 2,5 kilos de basura por día.
En resumen, los seres humanos tenemos necesidades básicas, por lo que necesitamos satisfactores que nos ayuden a completarlas. Para esto, utilizamos los recursos naturales. Esto podría ser un cuento de hadas, pero al no mantenerse con la regla de solo consumir lo necesario, aparece el consumismo, que es, a su vez, impulsado por la obsolescencia programada.
Volviendo al título de una actividad que nos propuso la profesora, “consumo vs consumismo”, creo que otra de las razones por las que crece el consumismo es la moda. Cuando la sociedad usa su juicio y determina que algo es popular en ese momento, todos se sienten obligados a pertenecer a ese grupo de personas que tiene ese tan preciado satisfactor. Un ejemplo muy común es el de los celulares. Apenas sale un celular nuevo, todo el mundo corre a comprarlo, porque tiene tecnología más avanzada, o más espacio de almacenamiento, etc., pero en realidad se olvidan del verdadero sentido del teléfono. Esto nos lleva a ser comandados por lo “que todos dicen o creen” que debemos tener. Con respecto a esta observación, encontré el siguiente video que muestra unos robots, que personifican irónicamente al hombre, desesperados y perdidos en la tecnología. Me pareció muy cómico que nos interpreten como robots, ya que estos no tienen poder de decisión, lo que me hizo pensar que en realidad nosotros no decidimos si verdaderamente queremos lo que consumimos, sino que solo lo compramos porque el “resto dice que hay que comprarlo”. Este video también introduce el término de obsolescencia programada, ya que cuando la empresa decide, los teléfonos dejan de funcionar, y todos los robots salen desesperados a comprar el último modelo, otra vez.
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